Notas de Divulgación Científica Número 1 Volumen 4

Avistamiento de Orthogeomys grandis (Familia Geomyidae) en el municipio de San Antonio Aguas Calientes, Sacatepéquez, Guatemala

Acceso libre | Nota revisada por pares

Allan Conrado Sonaíl-López1* y Bárbara I. Escobar-Anleu2,3

1 Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media (EFPEM), Universidad de San Carlos de Guatemala, Edificio T-10, Ciudad Universitaria, Zona 12, Ciudad de Guatemala, Guatemala. conrado.sonail@gmail.com
2Panthera Guatemala, 20 avenida, zona 6, 01006, Ciudad de Guatemala, Guatemala.
3 Escuela de Biología, Universidad de San Carlos de Guatemala, Edificio T-10, Ciudad Universitaria, Zona 12, Ciudad de Guatemala, Guatemala
*Autor de correspondencia: conrado.sonail@gmail.com

 

Cita: Sonaíl-López, A. C. y Escobar-Anleu, B. I. (2020). Avistamiento de Orthogeomys grandis (Familia Geomyidae) en el municipio de San Antonio Aguas Calientes, Sacatepéquez, Guatemala. Revista Mesoamericana de Biodiversidad y Cambio Climático–Yu’am, 4(1): 58-63.
Recibido: 29/03/2019
Aceptado: 27/02/2020
Publicado: 30/06/2020

 

     La familia Geomyidae es una familia de mamíferos terrestres nativos del continente americano que se distribuye desde la parte central y sur de Canadá, oeste de Estados Unidos, México, América Central hasta la parte norte de Colombia (Hall, 1981; Monge 2010). Esta familia está conformada por seis géneros y 40 especies (Patton, 2005), entre las que se encuentran las taltuzas (género Orthogeomys). Las taltuzas son roedores cavadores que pasan la mayor parte de su vida en túneles subterráneos a 10-30 cm de profundidad y, debido a sus hábitos fosoriales, rara vez son observados (Sisk y Vaughan, 1984; Woods, 1990; Nowak, 1997; Aranda, 2000; Reid 2009). Los rastros más conspicuos que suelen dejar son montículos de tierra que acumulan durante sus excavaciones (Aranda, 2000).

     La taltuza mayor (Orthogeomys grandis) es la especie más grande de la familia Geomyidae y se distribuye desde la vertiente sur del Pacífico de México hasta el sureste de Honduras (Reid, 2009). Son animales de color rojizo a negro con la parte inferior pálida, con escaso pelaje y con el cuerpo cubierto por vibrisas sensibles. Las taltuzas miden entre 310-420 mm, de la cabeza a la cola, y su peso típicamente es alrededor de 830 g (Ris, 2004). Las hembras dejan de crecer tan pronto como alcanzan la madurez sexual, mientras que los machos crecen continuamente a lo largo de sus vidas, por lo que suelen ser  de mayor tamaño (Ris, 2004). Aunque, en general, sus hábitos son poco conocidos, O. grandis es una especie que se considera que puede encontrarse desde el nivel del mar hasta los 3,000 m s. n. m., tanto en bosques, como en zonas agrícolas, y que prefiere áreas en las que el suelo no sea rocoso ni duro para facilitar la excavación (Nowak, 1997).

     La actividad de excavación de O. grandis puede tener un impacto notable en el paisaje debido a que remueve el subsuelo y lo acumula en la superficie, depositando montículos de tierra cerca de la entrada de sus madrigueras. Se han observado montículos de hasta 60 cm de altura hechos por esta especie. Esta actividad hace que las taltuzas sean usualmente percibidas como importantes en la agricultura por el daño que pueden ocasionar en algunos cultivos (Monge, 2009). Sin embargo, la actividad de excavación también puede oxigenar el suelo y favorecer el ciclo de la materia orgánica, contribuyendo así en la dispersión de semillas y raíces de algunas plantas, ya que la especie tiene el hábito de almacenar sus alimentos bajo tierra (Ris, 2004). Por otro lado, las madrigueras abandonadas por taltuzas también pueden servir de refugio para otras especies como algunos anfibios, reptiles y otros mamíferos (Jones y Genoways, 1988).

Figura 1. 1a) Ejemplar de Orthogeomys grandis observado en huerto familiar de San Antonio Aguas Calientes, Sacatepéquez. 2a) Agujero realizado por Orthogeomys grandis debajo de una planta de Canna indica dentro del lugar de avistamiento.

     Por sus hábitos fosoriales y por ser animales elusivos que viven en poblaciones pequeñas y aisladas, las especies del género Orthogeomys están   poco   estudiadas   y    representadas    en las colecciones de museos (Hafner y Barkley, 1984). En este trabajo reportamos el avistamiento de una taltuza (O. grandis) en el municipio de San Antonio Aguas Calientes, departamento de Sacatepéquez, Guatemala. Este nuevo registro resulta importante porque, si bien la localidad del avistamiento se encuentra dentro del rango de distribución potencial de  la especie (Reid, 2009; IUCN, 2016), no se cuenta con registros recientes que confirmen la presencia de la O. grandis en el departamento de Sacatepéquez (GBIF, 2019). En esta nota, también presentamos una breve consideración sobre aspectos relacionados con posibles interacciones humano-vida silvestre.

Observaciones

     El día 3 de febrero del 2019, a las 11:48 horas, en San Antonio Aguas Calientes, Sacatepéquez, (14.5532083 °N, – 90.7807783 °O; elevación de 1,520 m s. n. m.; Figura 2) observamos un individuo grandis (taltuza mayor), mientras el primer autor del presente trabajo realizaba actividades agrícolas menores (desherbaje de cultivos) en un área destinada a huerto familiar. La taltuza fue observada al lado de un árbol de jacaranda (Jacaranda mimosifolia) cuando emergió de un agujero que hizo en la tierra usando sus dientes y garras prominentes. El individuo excavó durante aproximadamente dos minutos (Figura 1a) empujando tierra hacia la superficie y culminó su actividad cerrando el agujero con la misma tierra. El individuo observado tenía una apariencia robusta y un tamaño aproximado de 300 mm de largo.

     Aunque en el lugar del avistamiento suelen observarse zanjas y evidencia de actividad de especies de roedores, especialmente en época seca (noviembre–abril), esta es  la  primera  vez que logramos observar y fotografiar a un individuo de O. grandis. Alrededor de 15 días atrás, en el mismo sitio, habíamos encontrado seis montículos de tierra dispersos como evidencia de actividad de la especie. El terreno donde realizamos la observación corresponde a una ladera montañosa con algunos árboles de níspero (Eriobotrya japonica), jocote (Spondias purpurea), mandarina-limón (Citrus limonia), morera (Morus alba), nance (Byrsonima crassifolia), gravilea (Grevillea robusta) y otras plantas como: cucuyús (Canna indica), camote (Ipomoea batatas) y güisquil (Sechium edule). Según observaciones previas en el sitio, es en las raíces del camote, güisquil, cucuyús y morera que suele haber mayor actividad de la taltuza (Figura 1b).

     La especie O. grandis fue descrita  con base en un ejemplar colectado en San Miguel Dueñas, Sacatepéquez, en 1865 (Thomas, 1983; Spradling et al. 2016). Además, según la UICN (2016) y Reid (2009), la localidad que reportamos en esta nota se encuentra dentro de la zona de distribución potencial de la especie. Sin embargo, al buscar en la literatura y revisar la base de datos International Global Biodiversity Information Facility (GBIF), no encontramos más avistamientos de la especie de carácter científico registrados en el departamento de Sacatepéquez. Por lo anterior, la presente nota aporta nueva información sobre la presencia de la especie en el área.

     El municipio de San Antonio Aguas Calientes se ubica en la zona suroccidental del municipio de Sacatepéquez, Guatemala, con altitud media de 1,500 m s. n. m, la concentración poblacional y de comercio se halla en un valle, mientras que a sus alrededores existen barrios y caseríos cercanos a zonas de laderas destinadas a la agricultura con cultivos principalmente de maíz, frijol, camote y árboles frutales. Gran parte del bosque en el área ha sido talado y reemplazado por cultivos. Sin embargo, a un kilómetro y medio del lugar del avistamiento, se encuentra la reserva forestal municipal “Uk’ux juyú” (Corazón de la montaña) de bosque latifoliado (134 hectáreas), la ribera del río Nimayá y parches de bosques dispersos, áreas que aún permiten la existencia de  distintas  especies  de insectos, reptiles y pequeños mamíferos silvestres como la taltuza mayor, conocida entre los pobladores locales kaqchikeles como B’ay.

Figura 2. Localización del sitio donde se observó al individuo de Orthogeomys grandis en San Antonio Aguas Calientes, Sacatepéquez, Guatemala.

Video 1. Orthogeomys grandis cavando, en San Antonio Aguas Calientes, Sacatepéquez, Guatemala.

     Cuando los cultivos de los agricultores locales son afectados por individuos de esta especie, por lo general la personas optan por exterminarlos. La importancia en el ecosistema de esta especie es poca o totalmente desconocida por los habitantes del municipio y no existen planes o medidas que permitan la convivencia humano- taltuza en Sacatepéquez, ni en Guatemala en general. Debido a que se considera que pueden adaptarse a ambientes modificados, como aquellos con fines agrícolas, algunas personas consideran a las taltuzas como plaga (Monge, 2009). En México, algunas especies del género Orthogeomys se consideran plagas debido a que ocasionan daños en los cultivos de maíz, arroz, plátano, rambután y cacao (Ceballos y Oliva 2005, Villa-Cornejo 2000); en Guatemala se ha documentado el daño que ocasiona la especie en plantaciones de banano (Caid, 1959). No obstante, es importante resaltar que, aunque las personas califiquen a la especie como plaga, en realidad se desconoce el tamaño poblacional, así como los sitios donde se encuentran las poblaciones actualmente (Monge 2009; Monge, 2010). Generalmente, los conflictos entre humanos y especies silvestres, así como el riesgo y daño percibidos por los humanos, suelen sobredimensionar la evidencia real (Conover, 2002; Marchini y Macdonald, 2012), por lo que es necesario no sólo investigar más sobre O. grandis y sus hábitos, sino también indagar acerca de la percepción que las personas en el área tienen en relación con la especie, para así poder orientar acciones y medidas eficientes que favorezcan la coexistencia. Replantear los enfoques de investigación de las interacciones humano-vida silvestre es necesario en un mundo en el que estas interacciones son cada vez más frecuentes. Debe hacerse un mayor énfasis en la necesidad de que haya tolerancia y la coexistencia, buscar comprender la razón detrás de las conductas y las actitudes de las personas hacia la vida silvestre para así buscar soluciones eficientes a las posibles amenazas que ven sobre sus fuentes de ingresos y formas de vida (Madden, 2004; Peterson et al., 2010).

     Según Witmer y Engeman (2007), la magnitud del daño causado por roedores del género Orthogeomys suele estar relacionada con la densidad poblacional de la  especie.  Un enfoque para reducir los daños es el de proporcionar protección a aquellos recursos más vulnerables, utilizando barreras  físicas de exclusión bajo el suelo, como mallas o tubos (Engeman y Witmer, 1999). Otra forma de prevenir y manejar problemas causados por roedores está relacionada con controles poblacionales de éstas especies, a través de medidas de manejo del suelo, tales como rotación de cultivos, cambiar fechas de siembra y cosecha, riego por inundación, menor remoción del dosel y menor perturbación del suelo para desalentar la invasión de herbáceas (Case y Jasch, 1994; Engeman y Witmer, 2000; Witmer y Engeman, 2007).

     En Guatemala, en casos de conflicto humano-vida silvestre, las personas suelen tomar medidas como el uso de venenos para exterminar a los animales. Es importante resaltar que la  especie  O.  grandis  está  en  la Categoría 31 del Listado de Especies Amenazadas Nacionales (CONAP, 2009). Si bien, en esta categoría se permite un manejo controlado, y se menciona la posibilidad de cacería, esta debe ser con estrictas regulaciones y el uso de venenos o sustancias tóxicas es terminantemente prohibido (Artículo 24, Ley General de Caza, 2004).

     Es necesario investigar más sobre O. grandis para así comprender mejor sus hábitos y los daños a cultivos con los que se le asocian. Cuando ocurre una situación de daño, es importante corroborar qué especie está involucrada, considerar y cuantificar otros factores bióticos y  abióticos  relacionados con las especies, así como factores culturales de la población humana afectada (Singleton et al., 1999). Las alternativas de manejo a realizarse en casos como el mencionado arriba deberían permitir la coexistencia de humanos y especies silvestres, especialmente cuando éstas últimas se ven cada vez más amenazadas y sufren presiones mayores por el aumento de las actividades humanas dentro de sus hábitats.

Agradecimientos

     Agradecemos a  la  ingeniera  Indira Barreno Colindres por el apoyo prestado en la elaboración del mapa del avistamiento.

1 La Categoría 3 de la Lista de especies amenazadas de Guatemala incluye las especies que, si bien en la actualidad no se encuentran en peligro de extinción, podrían llegar a estarlo si no se regula su aprovechamiento. Lista de Especies Amenazadas de Guatemala.

Literatura citada

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