Notas de Divulgación Científica Número 5 Volumen 3

Las colecciones de insectos contribuyen a su conservación, no a su extinción

Acceso Libre | Nota Revisada por Pares

Jack C. Schuster
Director, Laboratorio de Entomología Sistemática y Colección de Artrópodos
Co-director, Centro de Estudios Ambientales y Biodiversidad
Universidad del Valle de Guatemala
jschuste@uvg.edu.gt

Fotografía: Jack Schuster, © 2016.
 

Cita: Schuster, J.C. (2019). Las colecciones de insectos contribuyen a su conservación, no a su extinción. Revista Yu’am 3(5): 71-74.
Recibido: 01/08/2018
Aceptado: 12/12/2018
Publicado: 01/03/2019

     Aunque el público a veces no aprecia la importancia de las colecciones biológicas (Schuster y Cano, 2005), es obvio que es necesario documentar la existencia de las diferentes especies en nuestro planeta.  Por esta razón, los científicos y algunos colectores depositan especímenes en las colecciones de los museos de historia natural y universidades. Cuando se descubre una especie no descrita o “nueva”, uno de estos especímenes es designado como el “holotipo” y éste define el nombre de la especie.  Otros especímenes se pueden usar para ayudar a describir diferencias en sexo, edad o variación intraespecífica; los cuales, sí son utilizados en la descripción original y se llaman “paratipos” (Figura 1).  Cualquier duda sobre la identificación de un organismo (plaga, control biológico, vector de enfermedades, indicador ecológico, etc.) se resuelve en última instancia al compararlo con el holotipo, o a veces con los paratipos, si el holotipo no está disponible.  Por esa razón, para facilitar el acceso, es bueno distribuir los paratipos entre las diferentes colecciones de importancia por el mundo.

Figura 1.  Caja de tipos de escarabajos de la colección de la Universidad del Valle de Guatemala.  Especímenes con rótulos amarillos son paratipos y los que poseen rótulos rojos son holotipos. Fotografía: Jack Schuster, 2016.

     Obviamente, al tener una colección de referencia de los insectos del mundo, o para nosotros, de Guatemala, ésta no puede ser solamente de “tipos” (holotipos y paratipos).  La mayoría de los “tipos” de insectos guatemaltecos no están en Guatemala.  En realidad, las colecciones científicas de insectos en Guatemala datan de los años 1970s, mientras que colecciones en otros países tienen siglos de existencia.  Se estima, por ejemplo, que la colección oficial del estado de Florida posee unos 10 millones de especímenes, pero esto solo representa tal vez unos 50-60% de la fauna de Florida.  Y Guatemala tiene una fauna mucha más rica que la de Florida.

     Cada país debe tener por lo menos una colección de referencia para su territorio; por esta razón, establecimos en 1975 la Colección de Artrópodos de la Universidad del Valle de Guatemala. En este momento tenemos más de 200,000 especímenes en nuestra colección.  Sin embargo, hay personas que dicen “tienen muchos insectos ya, ¿para qué colectar más?”  Entonces, ¿cuántos insectos tendríamos que colectar (suponiendo sólo uno de cada especie) para tener una colección representativa de Guatemala? Un estimado del número de insectos en el mundo es de aproximadamente 20 millones de especies. Actualmente, nuestra colección es una de las mejores del mundo para la familia Passalidae. Existen aproximadamente unas 900 especies de estos escarabajos en el mundo. Nosotros hemos determinado por nuestras colectas que hay más de 90 especies de Passalidae en Guatemala, o sea, 10% del total mundial (comparado con sólo tres especies de pasálidos en todo los E.U.A.). Si otros grupos tuvieran la misma representación en porcentaje de la población mundial, esto implicaría que hay más de dos millones de especies de insectos en Guatemala. Considerando que tenemos varias especies en duplicado, nuestra colección en la UVG tiene menos de 10% de la fauna de insectos de nuestro país. Esto nos muestra que falta mucho para lograr tener una colección representativa de las especies de Guatemala

     Algunos preguntan ¿por qué colectar más de cuatro o cinco individuos de una especie para una colección?  Algunas personas sugieren que debe de haber límites en el número de especímenes colectados, para ayudar en la conservación de las especies. Y tienen razón, si estamos hablando de especies en peligro de extinción, como ciertas orquídeas, jaguares, quetzales, monos y algunos reptiles y anfibios. Pero ¿artrópodos? Usualmente las poblaciones de insectos son mucho más grandes que las de vertebrados.  Esto no significa que no haya insectos que estén en peligro de extinción.  Sin embargo, una población de insectos puede soportar la colecta de varios especímenes de un mismo lugar; mientras que la población de jaguares, no.  De igual forma, ambas poblaciones pueden estar amenazadas por la misma razón (el factor más importante en extinciones): la destrucción del hábitat.  Por ejemplo, existen varias especies de escarabajos sólo conocidas de la Reserva de Biosfera Sierra de Las Minas, tales como: Petrejoides pokomchii Schuster, Xylopassaloides moxi Schuster y Ogyges furcillatus Schuster y Reyes-Castillo. Probablemente existan miles de especímenes de estos escarabajos allí, pero no existen miles de jaguares.  No obstante, ambas poblaciones están en peligro de extinción si se pierde la cobertura boscosa en esa área. Por ejemplo, la primera especie de escarabajo que describí, Petrejoides guatemalae Schuster, la encontré en 1977 en un bosque después de las Piedras Captzín, en el camino a San Juan Ixcoy, en Huehuetenango.  Este bosque ya no existe y tampoco esa población de escarabajos.  Por suerte, yo colecté varios especímenes de este escarabajo antes de la destrucción del bosque.

     Entonces ¿por qué tenemos una caja entera de una sola especie, como, por ejemplo, de Passalus punctiger Lepeletier y Serville (Figura 2)? En nuestra colección tenemos una alumna estudiando la variación geográfica de esta especie en Latinoamérica. Durante su investigación encontró, entre otras cosas, que los ejemplares de la costa Caribe de Guatemala son más pequeños que los de la costa Pacífica.  Entonces ¿son de la misma especie? Por otra parte, yo descubrí una nueva especie, Ogyges kekchii Schuster y Reyes-Castillo en el Biotopo del Quetzal al examinar una gran serie de lo que pensé que era una sola especie.  Sin embargo, después de examinar varios especímenes, noté ligeras diferencias, indicando la presencia de dos especies.

Figura 2.  Caja con especímenes de Passalus punctiger.  Cada caja blanca representa un país diferente. Fotografía: Jack Schuster, 2016.

     Debemos apreciar la diferencia entre las colecciones de artrópodos (o de invertebrados en general) y las de vertebrados.  Desgraciadamente, los políticos y aún algunos biólogos sin experiencia de trabajo con invertebrados, no comprenden las implicaciones de estas diferencias. Por ejemplo, cuando quise colectar insectos en una reserva, los encargados de la misma me aprobaron la colecta con la condición de que sólo podía tomar dos o tres ejemplares de cada especie. En otro caso, en Colombia, estuve colectando escarabajos pasálidos con otros entomólogos expertos en moscas, los cuales me trajeron aproximadamente 10 especímenes que habían obtenido de un tronco.  Me dijeron que había más, pero los dejaron para conservarlos.  Ellos pensaron que todos eran de la misma especie, pero había tres o cuatro especies distintas.  Esto muestra otro aspecto de la colecta de insectos, ya que muchas veces no sabemos lo que tenemos hasta que lo enviamos a un experto.

     Cuando vine a vivir a Guatemala, en 1975, gasté mi tiempo libre en colectar los escarabajos Passalidae por diversión.  Después de 20 años realizando esto, me di cuenta que las más de 90 especies de este grupo no están distribuidas al azar, sino que hay ciertos patrones.  Algunas especies están restringidas a ciertas áreas específicas y algunas áreas se caracterizan por tener varias especies endémicas. Por lo tanto, pude definir seis áreas de endemismo de bosques nubosos de Guatemala que se correlacionan con otros grupos de organismos, tales como otros escarabajos, salamandras y ciertas plantas (Schuster, Cano y Cardona 2000) (Figura 3).  Entonces, si vamos a conservar especies del bosque nuboso, es necesario tener no solo una reserva, sino reservas en bosques nebulosos en las seis áreas de endemismo.  Como consecuencia, el endemismo de pasálidos fue utilizado en la justificación del establecimiento de algunas reservas, tales como la Reserva de la Biosfera Sierra de Las Minas.

Figura 3.  Áreas de endemismo de bosques nubosos basadas en la distribución de Passalidae y Scarabaeidae.  Es importante mencionar que este tipo de análisis es importante para la creación y ubicación de reservas.

Fuente: Jack Schuster.

     Además, pocas personas entienden la importancia de los coleccionistas aficionados, ya que pueden contribuir mucho a la ciencia.  Por ejemplo, hace muchos años vino en numerosas ocasiones a Guatemala un actor de cine de Hollywood que nunca había llevado un curso de biología en su vida. Su pasatiempo era coleccionar coleópteros de la familia Cerambycidae. Realmente era uno de los expertos mundiales de esa familia y describió muchas nuevas especies y hasta géneros, tal como Muxbalia monzoni Giesbert, el cual colectó por Muxbal y nombró en honor a un entomólogo guatemalteco, José Monzón.

     En base a mi experiencia, propongo que los políticos y las personas que administran áreas silvestres tomen en cuenta estos factores en el establecimiento de leyes, ya que están afectando la conservación y la formación o enriquecimiento de colecciones de invertebrados. En muchos países, las leyes sobre la colecta de especímenes inhiben el desarrollo del conocimiento de nuestra fauna y flora, impidiendo su conservación.

     Propongo que se mejoren las leyes para exportar organismos con fines taxonómicos, especialmente para identificarlos. Creo que los políticos y conservacionistas deben entender que las leyes y reglas creadas para proteger vertebrados no deben ser las mismas para invertebrados. Incluso, deben de facilitar la colecta y exportación de insectos con fines científicos. Pertenezco a una red de más de 40 entomólogos alrededor del mundo, con los cuales colaboro en la identificación de especímenes.  Para ello, les envío insectos y ellos los regresan identificados, conservando duplicados para su colección. Esto estimula el estudio de nuestros insectos en otros países y nos da una ventaja, ya que tenemos pocos entomólogos y Guatemala no tiene presupuesto para contratar servicios de identificación taxonómica. A pesar de que es un proceso tardado, es valioso ya que de otro modo no se identificarían. Sin embargo, las leyes no permiten el envío de muestras grandes sin identificar hasta Orden por lo menos.  Está bien para monos y jaguares, pero ¿escarabajos? ¿zancudos? ¿avispas?  Un ejemplo es la familia de avispas Ichneumonidae de la cual poseo 751 especies de mi terreno en Puerta Parada; la mayoría probablemente desconocidas por la ciencia y aún sin nombre. A este número se suman las más de 1400 especies Ichneumonidae para el país. Un experto noruego de ciertos mosquitos de la familia Chironomidae colectó hace años un vial pequeño lleno de especímenes de Atitlán.  Le pregunté: -“¿cuántas especies en el bote?”  Me contestó -“Alrededor de sesenta”.  -“Y ¿Cuántas especies nuevas para la ciencia y sin nombre?  -“Todas.”

     Y eliminar a cientos de zancudos no afectaría a la población de millones que están en mi terreno, aunque a veces me gustaría que sí.

     Por otra parte, en varios países, los permisos de exportación piden que el colector esté asociado con un museo o universidad.  Sí es bueno que requieran que se devuelvan especímenes al país de origen, pero no debe ser todos, por dos razones: 1) nadie va a venir a nuestros países para colectar si no pueden quedarse con algo y necesitamos la ayuda de expertos extranjeros para identificar nuestra fauna. 2) la presencia de especímenes latinoamericanos en colecciones extranjeras estimula el trabajo sobre estos grupos.  Por ejemplo, recientemente mandé toda nuestra colección de chicharras a un experto en los EUA.  Él devolvió la gran mayoría, quedándose con algunos duplicados y describió varias nuevas especies de Guatemala, en base al estudio de estos especímenes.

     Algunas personas dicen que no debemos exportar insectos para proteger nuestro patrimonio natural de genes (ácido desoxirribonucleico o ADN), ya que se pueden usar para descubrir, por ejemplo, una cura para el cáncer.  Entonces, ¿cuántas personas están explorando los genes de insectos aquí en Guatemala para encontrar nuevos productos?  Probablemente nadie.  Yo, como investigador, necesito exportar insectos o ADN de insectos para ayudar en su identificación y clasificación.  Este tipo de reglamento inhibe el desarrollo de la ciencia y el conocimiento de la fauna del país.  Incluso, en cierto lugar de Brasil, escuché que es contra la ley que los biólogos entren al bosque sin permiso, para proteger su patrimonio genético, pero no hay problema para los turistas.  Según las leyes de Brasil, soy un criminal, por haber llevado un insecto sin permiso (¡y vivo!) del país, ya que cuando regresé a Guatemala, encontré una pulga, Tunga penetrans  (L.) (a veces conocida como nigua), debajo de la uña de un dedo.

     Al fin de cuentas, los insectos, aunque pueden ser malos (plagas, vectores de enfermedades), también pueden proveer de muchos beneficios al ser humano (miel, cera, seda, polinización de cultivos, control de plagas, ayuda forense, etc.).  Además, también son un recurso renovable que se puede aprovechar en otras maneras.  Es posible hacer artesanías de insectos para vender a turistas o exportar de forma sostenible para el desarrollo comunitario.  Hasta se pueden vender insectos a coleccionistas.  Esto no debe ser prohibido, más bien regulado de forma sostenible para el desarrollo de nuestras poblaciones rurales.  Incluso, esto puede convertirse en una herramienta para la conservación de insectos.  Hay un caso en Brasil donde los pobladores de una región capturaban y vendían mariposas.  El gobierno decidió que esto iba en contra de la conservación de las mariposas, así que prohibió su cacería. Al no contar con esos ingresos, la gente local regresó a cortar el bosque, resultando en la eliminación del mismo y de muchas especies, incluyendo la mariposa.

     En resumen, las colecciones nos permiten entender la diversidad de especies presentes en una región.  Gracias a especímenes de diferentes lugares, científicos pueden compararlos y descubrir especies crípticas.  Esto es importante para la ubicación de reservas con el fin de resguardar la riqueza de nuestra biota.  Esta información puede formar la base para entender los efectos de cambio climático en nuestras comunidades. En muchos países, las leyes sobre la colecta de especímenes inhiben el desarrollo de nuestro conocimiento de nuestra fauna y flora, inhibiendo su conservación y amenazando su existencia.  ¿Cómo pueden las autoridades tomar decisiones sobre el ambiente si no saben qué especies están en un sitio dado y sus relaciones a otros sitios? ¿Cómo se puede tomar decisiones sobre el manejo de plagas o vectores de enfermedades si no pueden reconocerlos? Esta es una función importante de una colección. Agradecemos los esfuerzos de los políticos y autoridades para apoyar el funcionamiento y mejoramiento de nuestras colecciones.

Literatura citada

Schuster, J.C. & E.B. Cano.  2005. ¿Para qué estudiar insectos?  Revista de la Universidad del Valle de Guatemala 14:58-63.

Schuster, J.C., E.B. Cano & C. Cardona.  2000.  Un método sencillo para priorizar la conservación de los bosques nubosos de Guatemala, usando Passalidae (Coleoptera) como organismos indicadores. Acta Zool. Mex. (n.s.) 80:197-209.

 

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